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Con el paso de los años las comunicaciones se tornaron más directas, rápidas y móviles. Eso me llevó a pensar ¿Cómo hacíamos hace años para soportar la ansiedad de tener noticias de algún ser querido de viaje? Hoy vamos a hablar de los viajes y las comunicaciones.

En un breve viaje por el tiempo voy a contar lo que recuerdo de los viajes y las comunicaciones.  Seguramente va a haber gente más grande que yo diciendo que me olvido de algo, sean bienvenidos a agregarlos en los comentarios.

El teléfono público

El primer recuerdo que tengo fue a mis 5 años en Estados Unidos, poner unas monedas en un teléfono público en la calle y marcar 00. Te atendía una operadora y le decías «discado internacional, Argentina por favor». A los pocos minutos veo que mis padres estaban hablando con mis abuelos. Esto ocurría una o dos veces por semana. Una maravilla.

Años más tarde, no muchos, recuerdo ir a comprar una tarjeta de pulso en Punta del Este y hacer una fila interminable frente a la Plaza Artigas, donde está el edificio de Antel.

Cuando llegaba tu turno tenías que poner la tarjeta y llamabas a tu ser querido. Eso era una rutina cada dos o tres días, se pasaban las novedades y seguían las vacaciones.

Otro recuerdo fue en mi primer fin de año que pasé fuera del país, año 2005/06. Eramos un grupo de 55 jóvenes y todos queríamos llamar a nuestras familias. Fue una matanza, solo dos teléfonos para que todos hablemos.

El Email

Hacia fines de los ’90 tengo el recuerdo de mi abuelo que se puso internet en su casa (CVTCI, hoy más conocido como Cablevisión). De esa manera podía mandarse emails con sus hermanos que estaban esparcidos por el mundo. El en Argentina y el resto por España, Suiza e Israel.

Pero tenía una particularidad: como el fue de la época de las cartas, cada vez que le llegaba un email lo imprimía y lo leía en papel. Luego volvía a sentarse frente a la PC y le respondía.

En mi caso el email lo empecé a usar como herramienta de comunicación en viajes cuando mi padre comenzó a viajar a China a principios del 2000.

Si bien yo tenía computadora en mi casa, el tenía que buscar un Cyber o similar para conectarse tres veces por semana y responder. Con los años la frecuencia de conexión aumentó hasta lograr tener una comunicación diaria.

Recuerdo que en 2008 por Europa, China en 2010 y España/Madrid 2010 había armado una cadena de emails a quienes les iba mandando un resumen de lo que hacía. Años después me di cuenta que me gustaba la idea de ser blogger. Siempre me gustó contar los viajes y las experiencias.

La mensajería instantanea

Si bien yo tuve ICQ, el primer programa que utilicé para comunicarme con gente que estaba lejos fue el MSN Messenger. Recuerdo en 2002 que mi mejor amigo se había ido a vivir a España y cada vez que me aparecía una ventanita diciendo «Juan Pérez se ha conectado» se me dibujaba una sonrisa.

En 2008 durante mi viaje de mochilero por Europa MSN fue una herramienta clave para comunicarme con amigos y familia. Lo que tenía de malo era que no podías mandar mensajes si alguno de los dos no estaba conectado.

El Smartphone

Recién en el año 2010 en un viaje a Londres y España llevé por primera vez mi teléfono celular a un viaje. Un Blackberry. En ese entonces ya se estaba poniendo de moda la mensajería instantanea en el celular, y además podía usar los email, twitter, facebook y alguna otra cosa más.

Para ese entonces necesitaba tener un chip y teléfono liberado. Por primera vez me había comprado un chip en el exterior, en la tienda Orange del Maremagnum (Barcelona). Me costó 10 euros y no me sirvió para nada.

Además en Londrés tuve que negociar con un pakistani para que me libere el iPhone por 5 libras. Una primera experiencia un tanto frustrada.

Recuerdo estar con mi computadora porque mi teléfono no funcionaba para interactuar y enterarme en un café de Londres de la muerte de Nestor Kirchner el día del censo. Fui quien le llevó la noticia a mi familia en el viaje.

Skype y videollamadas

En el año 2012 en uno de los viajes que mi padre realizaba a China recuerdo estar en el auto hablando con él vía Skype. Una locura total. Yo en un auto y el en China y nos estabamos viendo en vivo.

Whatsapp y redes sociales

La inmediatez llegó para quedarse. No se puede regalar un minuto. El ansioso está feliz, pero más ansioso aún. Con unos pocos tipeos podemos mandar mensaje desde un aparatito a otro (léase celular). Si tardan en contestar te agarra miedo, incertidumbre ¿Qué pasa que no me contesta?

Whatsapp te da todo lo anterior, aunque a veces quien está de vacaciones quiere desconectarse un poco de todo eso.

¿Quién hubiese dicho que uno se iba a enterar de la vida de un familiar por redes sociales? A veces «los jóvenes» nos preocupamos más por las redes sociales que por la familia. Entonces, sin saberlo, Snapchat, Facebook, Instagram y Twitter se convirtieron en herramientas para sociabilizar y que otros jóvenes le cuenten a la familia mayor las novedades.

La Carta

No llegué a vivir esta época pero he visto miles de cartas que tenían guardadas mis abuelos y mis padres. No hubiese podido aguantar la ansiedad de esperar días a que llegue una carta y otros días a la respuesta. Es mejor que nada, pero soy ansioso.

La Postal

Tampoco la viví pero a diferencia de la carta en la postal uno mostraba un poco el lugar en el que estaba, unas pocas palabras y listo. En este caso unas que rescaté de la casa de mis abuelos en algún viaje a Llao Llao, en Bariloche.


¿Qué será lo próximo? ¿Videoholograma? ¿Teletransportación? ¿Cómo seguirán Los viajes y las comunicaciones?

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