Antes de viajar siempre armo una lista de los must. En Miami esto es medio al divino botón (sonido de sotas derrumbadas), pero en New York es un ejercicio obligatorio. Hay mucho para hacer y conocer, y ver el atardecer en el Brooklyn Bridge era una de mis primeras anotaciones.
Así fue como tomé el metro desde el Central Park y me dirigí hacia la zona del Brooklyn Bridge. Según mis rigurosas investigaciones, este lugar era el mejor lugar para ver las luces de la gran manzana.
Entre el Manhattan y el Brooklyn Bridge, hay una especie de playita. Ahí uno puede sentarse y sacar unas buenas fotos.
Al cabo de unos minutos decidí ir al famoso Brooklyn ice cream factory. Esta a pocos metros de la «playita». Había leído a Sir Chandler diciendo que era un helado mediopelo, pero quería comprobarlo.
El helado es una cagada, lisa y llanamente. Es un cono con una pasta como la de McDonald’s. No vale la pena, gusto muy artificial, ni lo prueben. La vista es tremenda, eso sí.
En el lugar estaba lleno de gente haciendo el book (?) para el prom night. También muchos a punto de casarse y algunas para el sweet sixteen.
Una vez que oscureció decidimos cruzar el Brooklyn Bridge caminando. El puente es un quilombo, repleto de gente y bicicletas pasando a 250 km. No vayan distraídos porque se pueden pegar un golpazo. También había algunas secciones en las cuales estaban refaccionando, lo cual generaba alguna puteada de ciclistas a los que iban caminando.
La vista desde el Brooklyn Bridge es insuperable. Es muy lindo ver como se van prendiendo las luces de los edificios. Si les gusta la fotografía este es EL lugar.
El puente termina (o arrancá) en la zona del dowtown, en Manhattan. Otra opción es cruzar el Manhattan Bridge, en mi caso esto quedará para la próxima.
Una experiencia muy bonita, para repetir en cada viaje a New York.